Pongámonos un poco serios, y hablemos de este problema real y actual. Trabajar de noche. Cuando a principios de julio empecé a trabajar en el Banco Nacional en verificación nocturna de camiones de caudales varias ideas vinieron a mi mente. En primer lugar la inmensa alegría de comenzar a trabajar en Canadá a dos meses y medio de haber llegado como inmigrante. En segundo lugar, al trabajar de noche me quedaba el día disponible para seguir haciendo trámites y gestiones, y también para continuar con la búsqueda laboral apuntando a un puesto más vinculado con la parte que más me gusta de mi profesión.
Lindo plan. Pero las cosas no fueron saliendo exactamente de esa manera. El primer día de trabajo nocturno yo me había despertado a las 9:00 AM esperando “el llamado”. Me llamaron a eso de las cuatro de la tarde para avisarme que comenzaba esa misma noche a trabajar de 22:00 a 6:00 por lo que la primera noche me agarró mal dormido. Pasó, y muerto de sueño dormí todo el día siguiente y volví a trabajar la noche siguiente. Pasaron los días y mi cuerpo se acostumbró a dormir de 7:00 a 13:00 y a trabajar de noche. Pero claro, llegaron los primeros dos días de descanso y el nene ya se había acostumbrado a estar despierto de noche. A la una de la madrugada me agarró la desesperación y en un intento por cansarme me fui a correr una hora. Nada. Volví, me di una ducha y seguí despierto hasta las 6:00 hora en la que finalmente me quedé dormido.
Fue pasando el tiempo, llegó mi cumpleaños, y lo comencé en el banco. A las seis salí de trabajar y en cuanto salí del subte mi celular empezó a sonar con llamados de parientes y amigos. Fue hermoso recibir llamados todo el día, los afectos estuvieron presentes y eso me hizo muy bien. Pero claro, llegó la noche, y a terminar el cumple en el banco sin haber dormido de corrido más de dos horas!
Hubo ocasiones en las que tuve que hacer trámites a la mañana, entonces seguí de largo al salir del trabajo y dormí a la tarde. En otros eventos me despertaron los ruidos o el teléfono y dormí en cómodas cuotas.
Y para completar el cuadro, durante la última semana me quedé dormido dos veces en el trabajo. Despertarme en mi escritorio con una pila de billetes en la mano sin saber qué está pasando es realmente muy extraño.
Así están las cosas, y sigo buscando un trabajo con horarios normales. En el “mientras tanto” trato de manejar la situación de la mejor manera posible. Se aceptan sugerencias.